En España existen dos registros inmobiliarios. El Catastro y el Registro de la Propiedad como respuesta a la necesidad de acreditar las características de los bienes inmuebles. Sin embargo, es frecuente que los datos con los que cuentan cada uno de ellos no coincidan. Ello suele ocurrir en fincas o edificios de cierta antigüedad, ya que la descripción o los datos que se recogen se transcriben "según la manifestación de los propios interesados", sin haber comprobado la realidad física de la finca o edificio.
Las discrepancias suelen darse en cuestiones como la superficie, volumetría, linderos de la finca, e incluso en los datos de ubicación de la misma. El principal problema que genera esta situación es la falta de seguridad jurídica.
Para efectuar una buena georreferenciación es preciso identificar los mismos puntos en los documentos y obtener las mismas coordenadas en los dos sistemas. Cuando se trata de corregir un documento escaneado, las coordenadas de origen van relacionadas con los valores de la fila y la columna en la imagen ráster. Cuanto mayor sea el número de puntos, mejor y más precisa será la transformación que logremos, permitiendo preciar con bastante exactitud los errores predecibles en los cálculos.
Se pueden diferenciar dos principales procedimientos de georreferenciación:
La georreferenciación orbital, en la que se definen los orígenes de error geométrico conocidos (la curvatura de la tierra, la desviación panorámica, la rotación terrestre, etc.) y se emplean correcciones que eliminan estos errores intrínsecos y constantes de forma automática.
Tiene la importante ventaja de que no precisa de intervención humana una vez que está en funcionamiento, pero existe la posibilidad de que pueda provocar errores en las coordenadas de las imágenes satélite si su posicionamiento no tiene la precisión necesaria (problema que ha ido yendo a menos con la aparición de los sistemas de navegación más modernos).
La georreferenciación por puntos de control, en la que partiendo de un conjunto de puntos adecuadamente identificados en la imagen y de los que se conocen sus coordenadas exactas se calculan las funciones de transformación que mejor se ajustan a dichos puntos.
Para que esta georreferenciación resulte correcta es necesario elegir de forma adecuada los puntos de control (en número, ubicación y distribución). Se trata, por tanto, de un procedimiento manual en el que se requiere intervención humana obligada. Brinda mayor exactitud cuando se trabaja en lugares donde es posible identificar correctamente los puntos conocidos.
Si necesitas planos georreferenciados u otros trámites de este tipo como los archivos GML, deslindes, medición de fincas, etc; solicite presupuesto sin ningún compromiso su zona.